¡Ay, pescador!


¡Ay!
¡Cómo me dueles, mi pescador!

Entre lo estridente y lo inevitable

Con las cosas así planteadas,
tu teléfono no sirve de nada.
Voy a ahorrarme esa llamada,
sé muy bien que no estás preparada.
Y si me esquivas por la calle,
si tienes miedo de que te avasalle,
toma nota de un detalle,
cuando apunto es imposible que falle.

Saltamontesenelpelo

entrada autorreferente y recordatoria 
de el por qué de lo que es todo esto